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Grandes Amaestradores de Psiquiatras

Genios domésticos y demonios familiares

Genios domésticos y demonios familiares

Una mañana, oímos sonar el timbre de una manera insistente, absoluta, omnisciente y omnipotente, haciéndonos sentir profetas hebreos de la Biblia a los que un trueno en forma de campanilla viniera a arrancarnos del sueño y a arrojarnos, en pijama y bajo la lluvia, a poner cara de loco y gritar media docena de verdades desagradables a algún sátrapa licencioso. Ya casi me estaba levantando para atender a la llamada, preguntándome para mis adentros cómo el intruso se había atrevido a ignorar la placa de bronce atornillada junto a la puerta del edificio que reza: «Esta comunidad no admite venta ambulante ni correo comercial» o cómo Manolo, nuestro portero de uniforme lleno de botones, le había dejado pasar, cuando noté que nuestro genio doméstico se dirigía a la puerta y la abría.

–¡Enhorabuena, hermano! –oí que decía una vocecilla que parecía salir de un cuerpo enharinado y embutido, como si el Altísimo, en uno de sus designios inescrutables, hubiera golpeado con su vara una croqueta de pollo, y que ésta, imbuida de Su Espíritu, se hubiese puesto a dar saltitos y a declamar verdades inconmensurables–. Esta humilde sierva os trae la buena nueva: el día de la ira está al caer; la divina mano justiciera, en un tres i no res, propinará un severo correctivo a esta humanidad pecadora y cochina. La Muerte, con su divina guadaña, afeitará al ras este mundo de iniquidad y sólo nos salvaremos unas pocas que yo me sé. Por consiguiente, si queréis salvaros de la abominación y de la escabechina final, existe un lugar reservado para los justos, ordenado, silencioso y aséptico, donde podréis refugiaros si, tras pintar la puerta de vuestra casa con la sangre de un cordero lechal, os decidís a seguir toda una complicada serie de instrucciones que sólo nosotras conocemos, y sobre las que podréis iniciaros adquiriendo Se viene la grossa, revista oficial de nuestra Iglesia, revista que no vendemos, no (el dinero no servirá de nada en los días que se avecinan), revista que re-ga-la-mos a cambio de lo que buenamente podáis aportar a la Obra (aunque no creo que Él se conforme con menos de 20 euros).

Lejos de amedrentarse, nuestro genio cerró los puños dejando solamente erectos el índice y el meñique de ambas manos. Extendió los brazos apuntando a la aparición con firmeza y, sin que le temblara la voz, declamó:

–¡Rajá de acá, colifata!

Espiando tras la rendija de la puerta que da al recibidor –hasta la que me había arrastrado sin hacer ruido–, pude ver que la arpía enmudecía, vacilaba, empalidecía y, sin despedirse, se precipitaba escaleras abajo, y también me pareció ver que, sin tocar con sus deletéreos pies los escalones, también se precipitaba tras ella una legión de ángeles teutones haciendo sonar largas cornetas.

3 comentarios

Capi -

Hermano, si esta hstora es cierta deberias buscar del señor y comensar a encaminar tu vida. Ya que es la unica forma en poder enfrentar el infortunio, ademas que nos brinda la fuerza para seguir ante cualquier dificultad.

Anónimo -

Me gusta lo del jacuzzi en el baño.
Tienes buen gusto
http://www.zarin-interiorismo.com/

Raquel -

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Gracias